Los síntomas de una rotura del ligamento cruzado posterior (LCP) pueden variar de leves a graves, dependiendo de la magnitud de la lesión. Los 7 síntomas más relevantes son:
- Dolor en la rodilla es uno de los síntomas más comunes de una lesión del ligamento cruzado posterior. Puede sentirse en la parte posterior o anterior de la rodilla.
- Inflamación de la rodilla afectada.
- Dificultad para caminar debido al dolor.
- Sensación de inestabilidad en la rodilla, como si tuviera «soltura» bajo el peso del cuerpo.
- Dificultad para doblar o extender la rodilla.
- Chasquidos o crujidos en la rodilla lesionada.
- Aparición de hematomas en la rodilla.
Causantes de la lesión del ligamento cruzado posterior
La rotura del ligamento cruzado posterior (LCP) a menudo se produce como resultado de una lesión en la rodilla que involucra una fuerza extrema o un trauma directo.
Accidentes de tráfico o caídas, en dónde se produce una colisión en la que la rodilla se golpea contra el salpicadero, suelo u otro elemento rígido causando la rotura del ligamento cruzado posterior.
Lesiones deportivas en movimientos involucren cambios rápidos de dirección, desaceleraciones repentinas, giros con el pie en contacto con el suelo como el fútbol, baloncesto, balonmano, fútbol americano, esquí y snowboard… son entornos susceptibles de producirse situaciones de rotura de ligamento cruzado posterior.
Caídas en vertical sobre la rodilla con el pie plantado puede causar una rotura del ligamento cruzado posterior.
Lesiones en el lugar de trabajo que involucran la rodilla también pueden causar una rotura del ligamento cruzado posterior, especialmente si se requiere levantar objetos pesados o hacer movimientos repetitivos que estresan la rodilla.
¿Qué es el ligamento cruzado posterior y qué función tiene?
El ligamento cruzado posterior (LCP) es uno de los cuatro ligamentos principales que se encuentran en la rodilla. Se extiende desde la parte posterior del fémur hasta la parte frontal de la tibia, y se cruza con el ligamento cruzado anterior (LCA) en el centro de la articulación de la rodilla.
El LCP es responsable de estabilizar la rodilla durante la flexión, evitando que la tibia se desplace hacia atrás en relación al fémur. Además, el LCP ayuda a controlar la rotación interna y externa de la tibia.
Consecuencias de obviar una rotura de ligamento cruzado posterior
La aparición a largo plazo de la osteoartritis, que es una enfermedad degenerativa de las articulaciones que se produce cuando el cartílago que cubre los extremos de los huesos se desgasta gradualmente. La rotura del ligamento cruzado posterior (LCP) puede aumentar el riesgo de desarrollar osteoartritis en la rodilla, especialmente si no se trata adecuadamente.
Cuando el ligamento cruzado posterior se rompe, la estabilidad de la rodilla se ve comprometida y la tibia puede moverse hacia atrás en relación con el fémur, lo que puede causar un desgaste excesivo en el cartílago de la rodilla. Además, la falta de estabilidad de la rodilla puede hacer que las fuerzas se distribuyan de manera desigual a través de la articulación, lo que también puede contribuir al desgaste del cartílago.
El dolor crónico se convierte otra consecuencia importante, la inestabilidad y las lesiones adicionales pueden provocar dolor crónico en la rodilla, una sensación de inestabilidad o «soltura» en la rodilla, lo que puede dificultar la realización de actividades físicas laborales, cotidianas o deportivas.
Una lesión no tratada del ligamento cruzado posterior puede aumentar el riesgo de sufrir otras lesiones en la rodilla, como lesiones del menisco o del cartílago
Similitudes y diferencias entre las lesiones de ligamentos cruzados
La rotura del ligamento cruzado anterior (LCA) y la rotura del ligamento cruzado posterior (LCP) son dos tipos diferentes de lesiones en la rodilla que pueden tener diferentes síntomas, causas y tratamientos
Los síntomas de una rotura del LCA y del LCP pueden ser similares, pero con algunas diferencias. La rotura del LCA a menudo causa dolor intenso en la rodilla, hinchazón, dificultad para caminar, inestabilidad y una sensación de «ceder» en la rodilla. En cambio, la rotura del LCP puede causar menos dolor y una sensación de inestabilidad o «soltura» en la rodilla.
Las causas más comunes de una rotura del LCA son lesiones deportivas que implican cambios bruscos de dirección o movimientos violentos de la rodilla, mientras que las causas de la rotura del LCP son más variadas y pueden incluir lesiones deportivas, accidentes automovilísticos o caídas.
En cuanto al tratamiento para la rotura del LCA y del LCP puede variar según la gravedad de la lesión y las necesidades individuales del paciente. Sin embargo, el tratamiento inicial para ambas lesiones puede incluir fisioterapia, ejercicio de fuerza, y medicamentos para el dolor y la inflamación.
¿La solución está en la operación para reconstruir el ligamento cruzado?
La razón principal por la cual la rotura del ligamento cruzado anterior (LCA) se trata con cirugía con mayor frecuencia que la rotura del ligamento cruzado posterior (LCP) es porque el LCA tiene una menor capacidad de cicatrización natural que el LCP.
El ligamento cruzado posterior es más grueso y resistente que se encuentra en la parte posterior de la rodilla, y tiene una mayor capacidad de cicatrización natural.
El objetivo del tratamiento conservador es reducir el dolor y la inflamación, mejorar la fuerza y la flexibilidad muscular, y readaptar la función normal de la rodilla. Los elementos claves de un tratamiento conservador de la rotura de ligamento cruzado posterior son la fisioterapia y los ejercicios de fuerza.
La fisioterapia puede ofrecer solución desde el primer día. A través del masaje terapéutico puede ayudar a reducir la tensión y la rigidez muscular, y mejorar la circulación sanguínea en la zona afectada. Las terapias de movilización articular, mediante la manipulación suave de las articulaciones para mejorar la movilidad y reducir la rigidez de la articulación de la rodilla. Técnicas de liberación miofascial, consistentes en aplicación de presión suave y sostenida en los tejidos musculares y conectivos para liberar la tensión y mejorar la flexibilidad del conjunto de la rodilla y favorecer la cicatrización del ligamento cruzado posterior.
Los ejercicios de fortalecimiento muscular, de equilibrio y estabilidad, y ejercicios en rangos de movimiento variados. La mejora de la fuerza de los músculos que participan en los movimientos propios de la articulación de la rodilla es otro elemento indispensable para readaptar las funciones del ligamento cruzado posterior. El movimiento es global y se ve afectado por las condiciones internas y externas, por ello la progresividad en las funciones debe ser atendida y entrenada.
En consecuencia, optar por la cirugía en la rotura del ligamento cruzado posterior es una solución a proposición de personal médico, y habiendo descartado que el amplio abanico que ofrece el tratamiento conservador no puede surtir un efecto positivo sobre la lesión.
¿Readaptación del ligamento cruzado posterior por fases o por objetivos?
La recuperación por objetivos es un enfoque de rehabilitación que se basa en establecer objetivos específicos y personalizados para cada paciente en lugar de seguir un protocolo de recuperación en fases preestablecidas. Este enfoque se adapta a las necesidades individuales de cada paciente y tiene en cuenta factores como la edad, el nivel de actividad, la gravedad de la lesión y otros factores de salud.
En el caso de la rotura del ligamento cruzado posterior (LCP), la recuperación por objetivos puede ser una opción para los pacientes que desean una recuperación más personalizada y adaptada a sus necesidades y objetivos específicos. Por ejemplo, si un paciente es un atleta de alto nivel, su objetivo principal podría ser volver a su deporte lo antes posible y con el mejor rendimiento posible, mientras que para otro paciente puede ser recuperar la movilidad y la estabilidad de la rodilla para realizar actividades cotidianas sin dolor.
La recuperación por objetivos puede incluir una variedad de terapias y técnicas de fisioterapia y entrenamiento de fuerza. El progreso del paciente se evalúa periódicamente para ajustar el plan de recuperación y adaptarlo a los objetivos específicos del paciente.
Es importante mencionar que la recuperación por objetivos no significa que se ignoren las fases de recuperación tradicionales, sino que se adaptan a las necesidades del paciente y se enfocan en objetivos específicos en lugar de simplemente pasar por las fases de recuperación de manera preestablecida. En cualquier caso, es importante seguir las recomendaciones del médico, el fisioterapeuta o el readaptador para asegurar una recuperación segura y efectiva de la rotura del ligamento cruzado posterior.